Diseño, comunicación y neurociencias

En este libro Jorge de Buen hace una recopilación de los signos con que se escriben la mayoría de las lenguas europeas. Los organiza lexicográficamente para contarnos su historia y la forma en que se usan, tanto en español como en los principales idiomas que se valen del alfabeto latino para expresarse.

La historia de los signos tipográficos es fascinante para propios y extraños; quizás por esa razón se ha llenado de ficciones y despistes. Los mitos no solo abundan en las redes sociales y en los blogs, sino también en obras de mucha entidad, de manera que hacen ardua la tarea de distinguir lo verdadero de lo falso. El autor se ha propuesto la cartesiana tarea de no dar nada por hecho y eludir la tentación de los tópicos y la «etimología-ficción».

Esta obra está dirigida a todo el público, a todo el que se interese por las letras y demás signos de nuestras lenguas. Los lectores encontrarán aquí normas ortográficas y ortotipográficas actualizadas para muchos caracteres, guías para el diseño de los signos más comunes y numerosas curiosidades.

Como ejemplo, esta es la entrada correspondiente al signo igual:

 

igual

(Del latín aequālis.) En los manuscritos medievales, el signo = se usaba a veces como abreviatura de esse ‘ser’. Por ejemplo, essemus podía aparecer como =m⁹, y essentiæ, como =e (Cappelli, 1999: l). Según Florian Cajori (1993: 298), el debut del signo de igualdad en matemáticas data de 1557, cuando apareció en una obra del físico y matemático galés Robert Recorde (c. 1510-1558). Antes, estas dos rayitas paralelas ya tenían una larga historia, pero en otras funciones, principalmente la de guion. Tras su impresión en la obra de Recorde, el signo se desvaneció de las imprentas hasta 1618, aunque siguió usándose en apuntes privados.

En matemáticas, es un símbolo de relación que indica que las cifras o expresiones colocadas a su izquierda y derecha tienen idéntico valor. Como extensión de este significado, el mismo signo se usa en otras materias para establecer la igualdad o correspondencia de dos términos: pan = alimento. En programación informática, en cambio, el igual se usa para asignar un valor a una variable. Por ejemplo, la instrucción A = A + 1, que en matemáticas resulta absurda, en muchos programas de cómputo significa «suma 1 a la variable A y guarda el resultado como el nuevo valor de A».

Se usan un signo de igual o dos plecas (→) en una cita para indicar un cambio de párrafo:

 

Te recomiendo seguir el consejo de Xosé Castro Roig: «Para que tu Word deje de hacer cosas raras […] = Selecciona en el PC las opciones de Revisión. Ahí tendrás el botón de Opciones de Autocorrección» (Gómez Font, Castro, y otros 2015, 201).

 

Como muchos otros símbolos de relación, el igual se puede negar cruzándolo con una barra: ≠. Por ejemplo, la siguiente expresión indica que las cantidades a uno y otro lado del signo son desiguales:

 

15b² – 18b ≠ 10c